Una Breve Historia: El Álbum Conceptual

En 2008, durante la era del iPod, Billy Corgan de Smashing Pumpkins declaró que no tenía sentido lanzar más álbumes, ya que los oyentes solo seleccionarían un par de sencillos e ignorarían el resto. El surgimiento del streaming y la disminución de nuestra capacidad de atención llevaron a algunos a proclamar la muerte del álbum como producto. Sin embargo, las décadas posteriores han desafiado estas predicciones con el lanzamiento de numerosos álbumes clásicos, más allá, álbumes conceptuales, una versión aún más extrema del producto. 

El pánico resurgió en 2019 con el dominio de los servicios de Spotify. Taylor Swift, quien anteriormente se resistía a los lanzamientos digitales, finalmente adoptó la plataforma. A pesar del pesimismo que giraba en torno a los álbumes, Taylor lanzó tres álbumes en los años siguientes, cada uno con una clara visión estética y secuencia narrativa. Sorprendentemente (o no tanto), muchos otros artistas también abrazaron el álbum conceptual a principios de la década de 2020. The Weeknd, Kendrick Lamar y BTS han lanzado ambiciosos álbumes conceptuales, desafiando la idea de que este medio está muriendo.

Pero, ¿qué es exactamente un álbum conceptual? Si bien no hay una definición universalmente aceptada, generalmente se trata de un grupo de canciones que transmiten en conjunto una narrativa más amplia y profunda, a través de un tema central que une a todas las canciones. Los temas pueden variar ampliamente, desde narrativas como "Tommy" de The Who hasta exploraciones más abstractas como "The Dark Side of the Moon" de Pink Floyd.

El álbum conceptual no es una invención reciente. Sus orígenes se remontan a ciclos de canciones y poesía lírica alemana del siglo XVIII llamadas “Lieder”. Sin embargo, el álbum conceptual tal como lo conocemos hoy en día está estrechamente relacionado con los avances tecnológicos de la industria musical que permitirían a los artistas incluir cada vez más canciones en un mismo proyecto. 

Regresemos a la década de 1960, el concepto ganó impulso con el surgimiento del rock. Artistas como The Beatles, exploraron la unificación temática y las narrativas experimentales. La introducción de portadas desplegables en los discos de vinilo, brindaban espacio adicional para notas y arte, lo que mejoró aún más la naturaleza inmersiva de los álbumes conceptuales. También fue la época en que surgieron las óperas rock, fusionando la música con narrativas introducidas originalmente en la ópera y el teatro musical.

Material para recortar incluido en las primeras ediciones de “Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band” (1967)

A lo largo de los años, el álbum conceptual ha evolucionado y ha encontrado su lugar en varios géneros. La música electrónica, en particular el EDM, adopta el formato de álbum conceptual, a menudo imaginando la música como banda sonora de una película imaginaria. Igualmente, podemos encontrar varios ejemplos en el punk y el hip-hop, produciendo álbumes ya considerados clásicos, abordando temas sociales o contando historias complejas y auto-referenciales. 

A pesar de los cambios en las tendencias y los avances tecnológicos, los álbumes conceptuales continúan cautivándonos. Aprovechan nuestro amor innato por el storytelling y nos brindan un medio único para que los artistas se expresen a través de más de una disciplina artística. Los álbumes conceptuales ofrecen una fusión de música, arte y exploración que resuena profundamente con todos nosotros, asegurando la relevancia de este formato.

El álbum conceptual ha refutado las predicciones de su desaparición y continúa siendo un medio relevante en la industria moderna. Su capacidad para contar historias, tocar temas y evocar emociones ha consolidado su lugar en el mundo de la música. Mientras los seres humanos sigamos anhelando contar y escuchar buenas historias, el álbum conceptual persistirá como una expresión artística de alto valor.

Arturo Torres

Estratega de contenido y fan.

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